Dos enfermedades nuevas ponen en alerta a los veterinarios

La enfermedad hemorrágica epizoótica no se había descrito nunca en nuestro país, mientras que la viruela ovina llevaba erradicada 50 años

A finales de noviembre los veterinarios españoles detectaron por primera vez casos de enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE) en dos explotaciones bovinas, en Cádiz y en Sevilla. De manera casi simultánea, detectaron casos de viruela ovina. Es una enfermedad infecciosa contagiosa presente en España durante muchos siglos, aunque desde 50 años se consideraba erradicada en nuestro país: el último caso fue en 1968. Hace unas semanas hubo casos en Granada y Cuenca. Christian de la Fe Rodríguez, doctor en Veterinaria y catedrático de Sanidad Animal de la Universidad de Murcia, explica que ninguna de las enfermedades se ha detectado aún en la Región de Murcia, pero en el caso de la viruela ovina, “la cercanía a algunas zonas afectadas en Andalucía nos hace estar en máxima alerta al respecto”.

Transmisión de las enfermedades

Las ovejas infectadas con esta viruela ovina, explica Christian de la Fe, “eliminan el agente en las secreciones nasales, conjuntivales, saliva o heces, siendo la vía respiratoria la más importante en la transmisión dentro del rebaño. El contacto directo con cualquier secreción o las lesiones cutáneas puede ser una fuente de infección, por lo que la supervivencia del virus fuera del animal durante bastante tiempo adquiere mucha importancia”.

Por su parte, la enfermedad hemorrágica epizoótica es transmitida por mosquitos.

Detección y control

Para la detección y control de la EHE, la labor de los veterinarios a pie de explotación es clave. “Hay que tener en cuenta que controlar una infección transmitida por vectores, no es nada fácil”, asegura el Christian de la Fe.

Para lograrlo, añade, “hay que tener especial precaución en las épocas donde abundan los mosquitos, y además de la lucha contra el vector, hay que proteger el contacto físico con estos a los animales en la medida de la posible, usando todos los recursos disponibles. Ello incluye a los rebaños positivos, pues son los animales infectados en fase virémica los que sirven de fuente de infección a nuevos mosquitos para propagar la infección”.  

Situación actual

Sobre la enfermedad hemorrágica epizoótica, el veterinario apunta que “la presencia de una infección que no ha estado presente en nuestro país supone una situación extraordinaria y compleja que requiere la realización de todos los esfuerzos para su vigilancia y control”.

En cuanto a la viruela ovina, “hay que ver la evolución, pero preocupa el hecho de que no seamos capaces de acabar con este goteo de nuevos focos”, advierte.

Estas circunstancias, el control y detección de estas enfermedades, aunque desconocidas para la población en general, están contempladas como posibles para la profesión veterinaria y demuestran que constituyen la primera barrera sanitaria. 

EHE

La enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE) es una enfermedad infecciosa no contagiosa ocasionada por un virus. 

No es una zoonosis, pues no se ha descrito que afecte el ser humano. En referencia a los animales afectados, la EHE se presenta en diferentes especies de rumiantes domésticos y silvestres.

Las formas clínicas más graves se presentan con un curso hiperagudo y la presencia de signos como fiebre, anorexia, dificultad respiratoria o la presencia de edemas en la cabeza y el cuello del animal, que puede acompañarse de procesos inflamatorios en la lengua o las conjuntivas. Puede ocasionar elevada mortalidad. 

Se trata de una infección transmitida por vectores, en este caso mosquitos, si bien algunas fuentes bibliográficas indican que otras vías no serían descartables.

Por ello, la supervivencia de los vectores es clave para la transmisión del virus, por lo que los efectos sobre el clima y la temperatura asociados al cambio climático parecen un elemento importante a tener en cuenta.

Viruela ovina

La viruela ovina, por su parte, también es una enfermedad infecciosa causada por un virus y tampoco se trata de una zoonosis.

En los animales, y tras un corto episodio de fiebre, suele presentarse un cuadro de lesiones cutáneas (máculas-pápalas) en buena parte de la superficie corporal del animal, muy evidente en la zona ventral o en la cabeza.

Es habitual la presencia de rinitis, conjuntivitis, etc. También se registran lesiones internas en órganos, principalmente a nivel pulmonar y sistema digestivo.

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