Neofobia alimentaria: ‘mi hijo no quiere probar comidas nuevas’

El miedo y/o rechazo a probar alimentos nuevos o desconocidos es lo que llamamos neofobia alimentaria

“No quiere comer nada nuevo, me rechaza todo lo que le pongo, no consiente que esté en su plato”. Frases así escucho a diario de familias con peques. Y, aunque te extrañe, también me lo dicen adultos o sus propias madres o padres, hacia ellos mismos.  El miedo y/o rechazo a probar alimentos nuevos o desconocidos es lo que llamamos neofobia alimentaria. Se asocia a niños y niñas, pero hay que decir que puede prolongarse hasta los adultos. 

Ese miedo que presentan cuando tienen delante esos alimentos nuevos para ellos, es la manifestación de su instinto primitivo que tiene los peques sobre los 2 y los 6 años, es una forma de protegerse de lo ‘nuevo’.  

La mayoría de las veces la neofobia alimentaria ocurre con las verduras, hortalizas y frutas. Aunque también sucede mucho en pescados y mariscos. Al ser alimentos tan importantes para el correcto crecimiento es necesario aprender a mejorar esa relación con la comida, respetando su proceso de aprendizaje. 

Al final de la alimentación complementaria, sobre los 2 años, los peques pueden iniciar esta etapa con comportamientos neofóbicos y selectivos hacia determinados alimentos. Es la típica frase que se dice “solo come 4 cosas, ya no sé qué ponerle”. La neofobia alimentaria puede acentuarse más a los 9-10 años y mantenerlo hasta la edad adulta. 

Aprender de la comida 

De manera que es natural ese rechazo, forma parte del aprendizaje. Lo importante es saber qué hacer para no acentuar la neofobia alimentaria ni mantenerla en el tiempo, ya que puede provocar déficit nutricional y alteraciones en el correcto crecimiento del peque, a nivel físico y mental. 

Recomendaciones:

  • El proceso de familiarizarse con los alimentos es fundamental. Teniéndolos al alcance de la vista y de la mano. Siendo los adultos los motivadores a su acercamiento. Los peques aprenden por imitación de su entorno, y con el tiempo la curiosidad les ayudará al verlos disfrutar comiendo. 
  • Respetar su tiempo de acercamiento hacia el alimento. Necesitan manipular: oler, tocar, chupar, espachurrar, incluso escupirlo… todos los sentidos deben entrar en juego. El olfato es el sentido más importante para iniciar la motivación a experimentar con los alimentos. Por ello, implicarlos en actividades relacionadas con la alimentación es una ayuda: ir a la compra, poner la mesa, cocinar, etc.
  • Generar un ambiente agradable en torno a la mesa, primordial. Esta etapa a los niños/as les produce ansiedad y angustia. Los adultos debemos acompañarlos. Evitar obligar o presionar ya que se conseguirá el efecto contrario. Comer toda la familia lo mismo hace que sientan que pertenecen a ella.   Por ello, os animo a recordar que la paciencia y constancia del adulto en esta etapa es imprescindible para acompañar al peque. El amor y el cariño se utiliza siempre. 

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