Cada mujer es diferente, pero pertenecer al sexo femenino hace compartir riesgos similares. Uno de ellos es sufrir cáncer de mama. Uno de cada tres tumores en mujeres es cáncer de mama.
Aunque el cáncer de mama también puede desarrollarse en varones, es altamente frecuente en mujeres. Se estima que por cada 100.000 habitantes hay 132 casos, y que una de cada 12 mujeres puede desarrollar cáncer de mama a lo largo de su vida.
La franja de edad de aparición del cáncer de mama es amplia, de los 35 a los 80 años. Es más frecuente de 45 a 65 años, relacionado con los cambios hormonales en torno a la menopausia. Aunque el cáncer de mama se caracteriza por alta supervivencia tras la terapia, desencadena morbilidad física y psíquica.
Día Mundial y concienciación
Ante cualquier enfermedad existen dos conceptos básicos que son prioritarios: la prevención y el diagnóstico precoz. Ambos son decisivos para modificar el pronóstico, las posibilidades de curación y la calidad de vida.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció el 19 de octubre como el Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer de Mama.
Se trata de crear conciencia y de sensibilizar a las mujeres de cualquier país, y a la sociedad en general, sobre la importancia de la prevención y de realizarse un examen de mamas regularmente, con la finalidad de detectar precozmente cualquier anomalía.
Pero esta efeméride no solo fue impulsada para promover el diagnóstico precoz del cáncer de mama, sino también para incrementar el acceso de la población femenina a los controles y a los tratamientos oportunos y eficaces de esta enfermedad.
Detección y prevención
Las mujeres deben ser conscientes de que el consumo habitual de sustancias nocivas como el alcohol o el tabaco, o el exceso de grasas en la dieta, aumentan las posibilidades de desarrollar este tipo de cáncer que, unido al sedentarismo, en personas con predisposición familiar, son factores desencadenantes de la aparición de cáncer de mama.
Es innegable el efecto positivo que han tenido las campañas sanitarias sistemáticas de detección precoz en mujeres asintomáticas. Sin embargo, aunque previamente estas campañas se limitaban a mujeres de 40 a 65 años, con los datos actuales se deberían ampliar a mujeres menores de 40 años y extenderlo al menos hasta los 75 años.
Se ha de tener en cuenta que ha aumentado la esperanza de vida de la población mundial y que, si el envejecimiento es per se un factor de riesgo por otros condicionantes biológicos, además la reparación del DNA es menos efectiva, elevándose la posibilidad de proliferación de células anormales.
No obstante, además de controles ginecológicos periódicos, las mujeres pueden ser las primeras en auto detectárselo, y debe enseñarse a jóvenes y mayores cómo hacerlo. La autoexploración dirigida es sencilla, tanto en las mamas como en las axilas, con el fin de detectar la aparición de bultitos, hinchazón, descamación o irritación o bien cambios del aspecto, del tamaño, del color o de la forma de la mama o del pezón.
Seguimiento
No hay un solo tipo de cáncer de mama. En la actualidad, la mayor parte de los cánceres de mama tienen cura, aunque es un proceso lento y no exento de dificultades. Tras el tratamiento personalizado se deben seguir pautas médicas durante varios años. No obstante, la vida de cualquier persona que haya superado un cáncer debe conseguir el estándar similar al que vivía antes del diagnóstico.
Como en cualquier experiencia de vida, la persona aprende, se adapta a las nuevas realidades cambiando rutinas y prioridades en su día a día. La vuelta a la normalidad depende de muchas circunstancias personales, diferentes en cada caso. Por ello, debe asegurarse un continuo soporte, tanto físico como psíquico, y ayuda práctica en aspectos de la vida cotidiana.
Tras un cáncer de mama no es suficiente el esencial y loable apoyo social por parte de las asociaciones de pacientes. Deben mejorarse las políticas públicas que aseguren que la incorporación de cada mujer a su vida corriente sea adecuada, incluida la reincorporación laboral. Existen múltiples aspectos importantes, incluida la flexibilidad horaria para mejorar la seguridad y la calidad de vida de todas las mujeres que hayan padecido cáncer de mama (si bien deben ser universales pero personalizados).