Con el verano llega por fin la temporada de disfrutar la playa con la familia o relajarse en la piscina con amigos, lo que lleva en muchas ocasiones a que aumentemos la ingesta de alcohol, tabaco y comida no tan saludable. Si no nos cuidamos en estos espacios, principalmente las mujeres, es muy frecuente que aparezca la tan indeseada cistitis o infección urinaria.
Esta infección es la segunda más común entre las españolas y, al menos, una de 4 mujeres la padecen una o más veces durante el año. Sus principales síntomas son la sensación de molestia o ardor en el momento de orinar, dolor abdominal en la zona baja o la necesidad de ir al baño muchas veces durante el día con la sensación de quedarte con ganas tras haber orinado.
Los cambios de temperatura entre el agua de baño y el exterior, mayor sudoración, la arena y la humedad de los bañadores favorecen el crecimiento de microorganismos y bacterias, lo cual afecta zonas como el vientre y la zona vaginal.
Consejos para evitar la infección de orina
Al respecto, la empresa farmacéutica Lanier Pharma ofrece 5 consejos para evitar estas molestias en verano:
- Beber mucha agua, 2 litros como mínimo al día: tomar líquidos favorece la limpieza de tus vías urinarias mediante la orina, evitando así la aparición de bacterias que provocan la aparición de las infecciones urinarias.
- No usar ropa interior muy apretada o sintética: una transpiración adecuada de la zona íntima ayuda a evitar infecciones. Es importante usar ropa holgada y de tejidos transpirables, como el algodón.
- Mantener la zona vaginal lo más seca posible después de la playa o la piscina: llevar un bañador mojado durante muchas horas es el perfecto escenario para las bacterias que causan infecciones. Hay que procurar cambiarse de ropa después de estar en el agua.
- Usar jabones neutros para tu zona íntima: los jabones perfumados pueden causar irritaciones en esta zona sensible, aumentando el riesgo de que aparezcan bacterias.
- Ir al baño antes y después de mantener relaciones sexuales: es importante orinar una vez finalizado el acto sexual, ya que reduce la posibilidad de que bacterias queden alojadas en las proximidades de la uretra, y así originar infección de orina.