El verano, las altas temperaturas y los días largos hace que tengamos más ganas de tener relaciones sexuales.
¿Casualidad? En absoluto, los expertos de JOYclub, comunidad basada en la sexualidad liberal, lo explican. Todo lo que tiene que ver con el sexo se ve envuelto en una explicación de reacciones físicas.
Científicamente hablando, los días son más largos, por lo que nuestros cuerpos reciben más horas de sol, lo cual activa la producción de oxitocina, también conocida como hormona del placer a través de nuestras células, y aumenta la liberación tanto de testosterona como de feromonas a través del sudor.
Añadido a que estamos durante un tiempo más largo fuera de casa o de vacaciones, no es de extrañar que tengamos más relaciones sexuales en verano.
Siguiendo con estas explicaciones, decir que el sol es salud (tomando todas las precauciones que sean precisas) por tanto, es una gran afirmación. No solo porque tomarlo nos aporta una mayor dosis de vitamina D, sino porque esa misma acción favorece que aumente nuestra líbido al reducirse la generación de melatonina.
“Que nuestro cerebro reciba una cantidad mayor de luz solar hace que nuestra hipófisis se active, liberando las hormonas que mejoran las erecciones y la virilidad, por lo que el deseo sexual siempre aumenta en el periodo estival. A esto, además, se le suma que el sol nos ayuda a estar de mejor humor, por lo que en verano se reducen ampliamente las posibilidades de depresión o bajones que podemos padecer el resto del año en épocas de mayor agobio. El verano lo tiene todo para triunfar”, dice Cecilia Bizzotto, socióloga y usuaria de JOYclub.
“Liberarnos de nuestras preocupaciones profesionales y tener más tiempo de ocio y para relacionarnos con otras personas aumenta también la excitación sexual. Podemos pensar qué nos apetece en cada momento porque disponemos de más horas de luz para llevarlo todo a cabo”, concluye la socióloga Cecilia Bizzotto.
