La industria porcina es uno de los pilares de nuestra economía, de nuestra alimentación y también de las investigaciones biomedicas. Para que esto sea posible, hacen falta profesionales como Guillermo Ramis Vidal, veterinario, profesor titular de Producción Animal en la Facultad de Veterinaria de Murcia y director de dicho departamento.
SALUD21: ¿Cuál es la situación actual de la industria porcina en la Región?
GUILLERMO RAMIS: La situación actual de la industria porcina en la Región, en términos de producción, es muy buena, con el mayor nivel productivo de los últimos años. Los porcicultores murcianos han apostado por invertir en genética, nutrición, granjas tecnificadas y cría de precisión, e implementan en sus granjas cada vez más todas las herramientas tecnológicas a su alcance.
Producimos carne de muy alta calidad, superando todos los estándares y, además, se respeta el bienestar de los animales y se trata de hacer una producción sostenible, respetando el medioambiente.
Y todo ello en un ámbito en el que la producción animal está cada vez más denostada por el ruido mediático que hacen colectivos con opciones alimentarias, que no incluyen el consumo de alimentos de origen animal.
Pero debemos dejar claro que la inmensa mayoría de la población sigue consumiendo carne, leche, huevos y todos los demás productos de origen animal. Y la industria porcina murciana trabaja muy duro para ofrecerle al consumidor el mejor producto y a un precio asequible.
S21: ¿Cuál es la labor de los veterinarios en este ámbito?
G.R.: La labor de los veterinarios es clave. Solo hay que pensar que, a lo largo del proceso productivo de la industria porcina, desde el nacimiento del animal hasta que se comercializa su producto, intervienen no menos de 5 veterinarios y en ámbitos como la genética, la nutrición, la sanidad, el manejo, el sacrificio y la inspección y la seguridad alimentaria.
Hay muy pocos procesos productivos que presenten tantos puntos de control por parte de profesionales cualificados a lo largo de su desarrollo.
Y en este punto, los veterinarios son claves para asegurar la salud de los animales, el respeto al bienestar animal, tanto en la producción como en el trasporte y el sacrificio, el uso racional de medicamentos y la seguridad alimentaria.
S21: ¿En qué se enfocan las investigaciones en la industria del porcino actualmente?
G.R.: La industria porcina y todos los investigadores que estamos alrededor de ella investigamos en líneas muy distintas; desde las que buscan mejorar el rendimiento de los animales y hacer más sostenible la producción, hasta la investigación en enfermedades, su prevención y tratamiento, la mejora genética, la búsqueda de marcadores de salud y enfermedad o el desarrollo de nuevos métodos de diagnóstico o de vacunas.
Lo cierto es que el porcino es uno de los sectores de producción animal más activo, y es rara la empresa de una cierta envergadura que no tenga su propio departamento de I+D+i, enfocado en sus problemas cotidianos y en cómo resolverlos o hacer que sus animales rindan mejor o gocen de mayor bienestar.
Y no debemos olvidar que los cerdos son un pilar en la investigación en biomedicina como modelos animales para enfermedades, técnicas quirúrgicas o incluso como donantes de órganos. No en vano, somos la única comunidad autónoma donde se sigue investigando activamente en xenotrasplante, donde los donantes son cerdos.
S21: ¿Por qué es importante continuar investigando en este ámbito?
G.R.: Sin duda quedan muchas cosas por hacer; seguimos investigando en los aspectos antes mencionados: como mejorar la bioseguridad de las granjas, hacer cría de precisión, mejorar la prevención o curación de enfermedades con un uso racional de los medicamentos y sus alternativas, la mejora genética con una mejor rendimiento y sostenibilidad del proceso, el comportamiento y el bienestar de los animales, la nutrición de los cerdos, la búsqueda de biomarcadores de estrés, salud o integridad intestinal.
En definitiva, en cualquier campo que permita que los animales estén mejor durante toda su vida productiva y, por tanto, puedan expresar todo su potencial genético para producir alimentos nutritivos, sanos y que cumplan las demandas de los consumidores.
