El 20 de enero de este año falleció Judith Campisi, conocida como Judy Campisi. Era investigadora en el famoso Instituto Buck de Investigación del Envejecimiento, en California (Estados Unidos). Y, desde los años 90 del siglo pasado, trabajaba para revertir el envejecimiento.
Judy, además de inspirar el trabajo de muchos investigadores, fue una pionera en este campo. En un inicio, sus estudios se centraron en la investigación del cáncer, hasta que descubrió como algunas células tumorales entraban en una fase “de quietud” que prevenía su división y que fueran cancerígenas. Esta era la fase de senescencia en la que las células continúan vivas y activas, pero no se dividen.
Las células senescentes habían sido descritas en 1965 por Leonard Hayflick al darse cuenta qué había células que tras dividirse varias veces dejaban de proliferar y ya no se dividían más. Este proceso que es un potente mecanismo para impedir la división celular en los tumores, también impide la regeneración celular y, en consecuencia, la función de esos tejidos.
Senolíticos
El envejecimiento es un cambio progresivo que sufren los organismos vivos desde el nacimiento. Los procesos de oxidación y la paulatina perdida de los mecanismos de compensación implican que en ese proceso aumenta la vulnerabilidad así como la aparición de enfermedades y, en último término, la muerte.
La doctora Campisi, además de estudiar el cáncer, se percató de que las células senescentes eran mucho más abundantes con el envejecimiento. Por los resultados de sus estudios, hipotetizó que ese mecanismo podría estar en la base del proceso deletéreo al cumplir años, al envejecer.
Sus descubrimientos la condujeron a desarrollar fármacos que eliminaran esas células senescentes y, en 2011, junto a otros colegas, fundó una compañía biotecnológica que, en 2018, ya realizó el primer ensayo clínico en humanos.
Como ella repetía, teniendo en cuenta que el 80% de los pacientes en los hospitales tienen más de 65 años y que las células senescentes contribuyen a degradar su calidad de vida, los tratamientos senolíticos podrían ser la panacea, pero no solamente para vivir más años, sino para que esos años se vivan en mejores condiciones desde el punto de vista físico, psíquico y social.
La doctora Judith Campisi, mujer científica
Esta gran investigadora biomédica, nos ha dejado un gran legado científico en el campo de la biogerontología y de la salud humana.
Judy Campisi nació en Nueva York el 12 de marzo de 1948. Estudió en la Universidad del Estado de Nueva York, en Stony Brook y continuó formándose en la Universidad de Harvard. En el año 1991 se trasladó a la Universidad de Berkeley, en California y, desde 2002 hasta este año en que ha fallecido, ha trabajado en el Instituto Buck.
Como dicen sus amistades, la gran dama de la senescencia no solo era una gran investigadora de inconmensurable energía positiva, Judy Campisi era sobre todo una persona amable, asequible y sociable que gustaba de las relaciones humanas con animadas conversaciones, disfrutando al exprimir el cerebro intelectualmente y degustando una exquisita comida regada con una copa de buen vino.
Como mujer inteligente y cabal, tenía los pies en la tierra y cuando le preguntaban a propósito de qué si el ser humano podría vivir 150 o más años, contestaba que “eso eran creencias y no ciencia” y que habría que ser realista y que solo deberían seguirse y aceptarse los postulados comprobados científicamente, ya que en ciencia no tiene cabida la elucubración. Judith Campisi ha sido una científica referente universal y es un modelo para muchas niñas y mujeres.
