Selenio para disfrutar una vida saludable

En el proceso de envejecimiento van surgiendo patologías asociadas a la edad, bien porque algunos sistemas son menos eficientes, porque no adoptamos hábitos saludables de vida, o por ambos aspectos. Con la edad aumenta el riesgo no solo de enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas, también de enfermedades infecciosas o diferentes tipos de cáncer.

Muchas de las dolencias relacionadas con el envejecimiento podrían ser prevenidas, ya que suelen estar relacionadas con el acúmulo paulatino de radicales libres que desencadena estrés oxidativo celular en diferentes tejidos del organismo y, que conjuntamente a la inflamación crónica, provocan la deletérea ‘senescencia celular’.

Equilibrio oxidativo

Los radicales libres se producen en el catabolismo celular de todos los tejidos del organismo y, aunque disponemos de sistemas de neutralización de esos radicales libres, se acumulan con la edad.

Ese desequilibrio es mayor cuando se ingieren drogas (lícitas e ilícitas), excesivos fármacos o se ha estado expuesto a radiaciones, a metales o a sustancias y partículas que están suspendidas en el aire contaminado que respiramos.

Por ello, se ha de seguir una dieta variada y equilibrada que incluya alimentos que contengan antioxidantes naturales como los polifenoles y diversos micronutrientes, entre los que se encuentran las vitaminas, los minerales y oligoelementos esenciales como el selenio.

Selenio

Uno de los oligoelementos esenciales para el bienestar celular es el selenio, ya que participa como eficaz antioxidante, siendo cofactor en diversas vías metabólicas que combaten el estrés oxidativo y refuerzan el sistema inmune. 

Las fuentes de selenio orgánico son alimentos, entre los que destacan el ajo, el atún, el brócoli, la carne (cerdo, cordero, ternera y pavo), los cereales (arroz y trigo integrales) y los frutos secos (sobre todo las nueces del Brasil), el hígado, las ostras, los plátanos, el queso (cottage), el salmón, las semillas de mostaza y de girasol, las setas y los champiñones o la yema de huevo.

Déficit de selenio

Los niveles de selenio pueden detectarse con un análisis de sangre. El déficit de selenio predispone a alteraciones cardiovasculares, inmunitarias o endocrinas, a desarreglos hormonales e infertilidad masculina, a artritis y dolor, provocando un envejecimiento acelerado de todos los órganos (incluido el cerebro), además de mayor susceptibilidad a infecciones bacterianas y víricas, y a procesos cancerígenos. 

El déficit de selenio es de gran trascendencia para toda la población, pero es más preocupante en las personas mayores ya que, además de alterar la función tiroidea, afecta al sistema cardiovascular, provoca debilidad muscular, estrés emocional, ansiedad, melancolía con apatía, ánimo decaído y sensación de fatiga, y acelera la neurodegeneración de sistemas cerebrales provocando alteraciones de la marcha y deterioro cognitivo.

Dosis justa e intoxicación

Para conseguir un envejecimiento saludable, el selenio debería aportarse en la dieta de forma natural. En España, un cuarto de la población toma menos del 80% de la dosis recomendada, siendo preocupante, sobre todo, en personas por encima de los 65 años ya que el riesgo de efectos deletéreos para la salud es mayor ligado al envejecimiento.

No obstante, es relevante saber que cantidades elevadas son pro-oxidantes y tóxicas. El exceso de selenio, que se denomina selenosis, es muy perjudicial equiparándose al envenenamiento. Cursa con caída del cabello, diarrea, dolor, irritabilidad, olor a ajo en el aliento y neurodegeneración. 

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