Una ruptura sentimental tras una relación de amor es un proceso complicado que puede llegar a afectar a nuestra salud. Óscar Castillero, psicólogo general sanitario y psicopedagogo, explica cómo puede afectar a nuestra salud mental que nos ‘rompan el corazón’, y qué señales de alarma hay que tener en cuenta para decidir ponernos en manos de profesionales.
SALUD21: En el ámbito de la salud mental, ¿tras una ruptura sentimental, existe un proceso de duelo?
ÓSCAR CASTILLERO: Generalmente cuando hablamos de duelo solemos asociarlo a la muerte de un ser querido, pero lo cierto es que el duelo no solo se produce en este tipo de situación.
En sí, podemos considerar duelo a todo aquel proceso de asimilación y adaptación a una pérdida.
Una ruptura sentimental, por tanto, puede provocar un duelo, ya que el vínculo que se mantenía, la compañía e interacción y las expectativas que se tenían respecto a la pareja y el futuro, se ven destruidas.
Algunas personas pueden tener duelos que duren años, mientras que otras,a los pocos mese, pueden haberlo superado. Cabe que hayan hecho el duelo de forma anticipada (antes de la pérdida o ruptura) o lo experimenten mucho tiempo después, o expresarlo de forma diferente.
S21: ¿Puede una ruptura sentimental producir un proceso depresivo?
O.C.: Tras una ruptura es frecuente que aparezcan síntomas típicos de la depresión como, por ejemplo, un estado de ánimo triste, insomnio, darle vueltas continuamente a la pérdida o tener menos ganas de hacer cosas, pero, por norma general, estamos ante un proceso de duelo normal.
Existe también lo que denominamos trastorno adaptativo, en el que la persona no es capaz de adaptarse por completo a una nueva situación y en el que puede llegar a manifestar síntomas parecidos a los de la depresión o la ansiedad. Se diferencia en el duelo por una cuestión de enfoque: en el duelo el foco está en la pérdida, mientras que en el problema de adaptación el foco se pone en la dificultad para funcionar en el día a día.
S21: ¿El proceso de ruptura puede llegar a afectar a la salud física?
O.C.: Sí. Al fin y al cabo, el cuerpo y la mente están profundamente relacionados, y nuestras emociones tienen una expresión física y fisiológica debido a la secreción de diversos tipos de neurotransmisores y hormonas.
El nivel de estrés y posible ansiedad va a afectar a dichas hormonas, siendo un ejemplo claro el aumento de los niveles de cortisol (que, entre otras cosas, modula la respuesta del estrés). Y si se mantiene a lo largo del tiempo pueden bajar nuestras defensas, lo que provocará que sea más fácil que pillemos alguna enfermedad.
En el caso de una ruptura, la tensión y el estrés generados pueden contribuir a que suba la presión arterial de la persona afectada (que a su vez tiene otros efectos como cefaleas, sangrado nasal…).
Dependiendo del caso, también podemos apreciar alteraciones en el sueño (insomnio o dormir más de lo habitual, a veces también con despertares frecuentes durante la noche), en la alimentación (el estrés altera el apetito o hace que aparezcan náuseas), en la micción o la excreción (vas mucho más de lo habitual al baño o, por el contrario, te cuesta mucho ir), o incluso se detectan anomalías en el plano sexual (aparece la falta temporal de deseo, hay dificultades para lograr o mantener la erección etc.).
Consejos profesionales para ‘curar’ un corazón roto
Óscar Castillero, psicólogo y psicopedagogo, enumera algunos consejos para superar una ruptura sentimental:
Si no hay una explicación clara, se puede intentar pedir explicaciones, pero, por norma general, será necesario aceptar esa incertidumbre y trabajar con lo que tenemos, nuestra experiencia.
- Algunas personas tienden a culpabilizarse por completo de la ruptura o, por el contrario, otras atribuyen el final de la relación al otro. Es necesario asumir la parte de responsabilidad que la persona tenga, ni más ni menos, así como tener en cuenta que lo que no ha funcionado es la relación y no tanto una sola de las partes.
- Es importante no reprimir los sentimientos y emociones que la ruptura nos genera. Puede ser recomendable hacer actividades expresivas e instintivas que ayuden a exteriorizar las emociones: a nivel de deporte, por ejemplo, el boxeo o la escalada, o también podemos expresarnos a través de la música o de la pintura.
- Asimismo, detrás de toda emoción hay una interpretación de la realidad que hemos o estamos viviendo. Intenta reflexionar sobre qué pensamiento está detrás, valora si es adaptativo y realista y el costo/beneficio que tiene ese pensamiento para ti y, en caso de que no lo sea, intenta imaginar posibles alternativas que sí lo sean.
- Un ejercicio que nos puede permitir por un lado expresarnos y por el otro dar mayor estructura a nuestros sentimientos y pensamientos es el de escribir una carta a la persona con la que se ha roto, expresando en ella tanto lo bueno y lo malo de la relación, que esperábamos de esta y lo que creemos que ha podido provocar su final, cómo nos ha afectado la ruptura, y las cosas que se han quedado por decir. No se trata de una carta que deba recibir la otra persona, sino un ejercicio de reflexión que nos permita poner en orden y dar sentido a la situación y al malestar que se está viviendo.
Y terminaré con algo que a menudo parecemos olvidar: aunque no es agradable, no es malo estar mal. La tristeza de un duelo es adaptativa ya que nos permite cerrar un ciclo. Es necesario permitirse estar mal por un tiempo para poder aceptar nuestra situación y pasar página: no se trata de recrearse en el sufrimiento y quedarse estancado en él, pero sí de experimentarlo y poder admitir que existe, ya que ese será el primer paso para poder gestionarlo y superarlo.