La ‘magia’ de la risa: la risoterapia

La risa está relacionada con el lenguaje, pero, sobre todo, es un fenómeno social.

La risa es un acto motor y emocional que consiste en secuencias de vocalizaciones y de exhalaciones muy variadas.  Es un fenómeno particular que, de modo similar, también se ha descrito en monos, loros, vacas y en roedores. 

La risa va más allá de las lenguas. No pertenece a un idioma. Es, en sí misma, un idioma universal en el que se entienden todas las sociedades y culturas del planeta, como expresión de la alegría.

La risa está relacionada con el lenguaje, pero, sobre todo, es un fenómeno social. De hecho, reírse es una de las primeras vocalizaciones que realizan los bebés humanos. Y es que relacionarse socialmente aumenta los actos vinculados con la risa.

Estrés y ansiedad

La risa puede ser espontánea, pasiva o activa. Queda anulada durante el sueño, quizá porque para reírse se precisa que los circuitos cognitivos estén alerta y activando los emocionales. Es curioso que al despertar no solemos reír. Quizá sea porque los elevados niveles de cortisol (hormona del estrés) nos pone en alerta, dando preferencia a activar otros circuitos cerebrales. 

Los estados emocionales como la ansiedad también inhiben a los circuitos de la risa. Pero las personas ansiosas ríen con ‘risa tonta’, sin sentido, con exageración y sin control después de haber tomado alcohol, ya que su ingesta desinhibe esos circuitos. Ese descontrol no es aconsejable.

La soledad

Ademas de la ansiedad, también la soledad está asociada a una menor capacidad no solo de reír, sino también de sonreír. 

Se ha analizado la contracción de los músculos de la cara en personas solas y se ha demostrado que la ausencia (no deseada) de relaciones sociales conduce a emociones cerebrales negativas que reverberan en pensamientos negativos intrusistas. 

Las personas solas tienen menos síntesis de endorfinas, los neurotransmisores del bienestar, y solo piensan en  acontecimientos negativos y no en los positivos. En consecuencia sufren una ausencia del fenómeno de la risa. 

Contagio y confianza

Las personas ansiosas o que están solas necesitan reirse. Es una suerte que, igual que el bostezo, la risa es contagiosa. Es una experiencia que todo el mundo ha vivido en algún momento de la vida. La risa contagiosa tiene un poder social relacionado con las neuronas en espejo.

Los humanos, a diferencia de los chimpancés, no necesitamos ver a alguien riendo; con solo escuchar las carcajadas, sobre todo las de los bebés, ya cambia la contracción de los músculos faciales, pasando de una expresión seria a la sonrisa.

El contagio de la risa en las relaciones sociales es un arma muy poderosa. Reír juntos aumenta la confianza y a fiarse del otro. La risa grupal invierte las sensaciones negativas y aumenta la cohesión social. Alguien que está riendo de forma espontánea genera confianza porque tiene las defensas sociales bajadas y, en teoría, no sería peligroso. 

No obstante, reír en grupo y en compañía es mejor que reír en soledad ya que su efecto propagador de las ondas cerebrales positivas es mayor y elimina los pensamientos negativos, intrusistas y reverberantes.

Mejora el estado de ánimo

El poder de la risa se conoce desde antiguo. En algunas civilizaciones existían bufones y profesionales del reír. La risoterapia es una estrategia pseudoterapéutica que postula los beneficios mentales que tienen el buen humor y la práctica de la risa. 

Desde el punto de vista médico no se puede considerar un tratamiento que cure enfermedades, pero, sin embargo, mejora el estado emocional de personas de todas las edades, que se sienten más felices. 

Como si fuera magia, reír reactiva las áreas cerebrales que están desactivadas en la apatía. La risa aumenta la actividad de las áreas de las emociones positivas, de la recompensa social y del bienestar. Por ello, se afirma que la risa y el buen humor, además aumentar la longevidad, contribuyen a mantener una correcta salud psicológica y emocional.

De hecho, acompañado de risa si algo se considera divertido se valora como todavía mucho más divertido. 

La risoterapia no es ni costosa, ni invasiva y es fácil de aplicar. Crea ambientes relajados y animados, tan necesarios cuando existen contrariedades.  Al ser una intervención anti-estrés que reduce la ansiedad de personas de todas las edades, practiquemos la risa todos los días porque, como dijera Enmanuel Kant, “las tres cosas que ayudan a sobrellevar las dificultades son la esperanza, el sueño y la risa”.

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