Helado en verano: ¿a quién no le apetece?

Todos tenemos grabados de nuestras infancia, estar comiendo un helado con nuestros amigos y haciendo una fiesta por ello.

El verano es una época donde los helados están presentes en nuestra alimentación. ¿A quién no le apetece un helado? El placer de comerlo, nos genera una emoción que parece que nos hace disfrutar más de esta época. Si nos remontamos a tiempos pasados, los helados eran de hielo. ¿Quién no recuerda el haber comido helados de agua de ‘colores’? 

Todos tenemos grabados de nuestras infancia, estar comiendo un helado con nuestros amigos y haciendo una fiesta por ello. Incluso aquellos que con zumo de naranja y un palillo hacíamos con nuestras madres. O al menos yo. Luego empezaron a incorporarle más alimentos a estos helados, la leche o la nata y los hacía más suaves en boca.

Actualmente, encontramos helados comerciales de todo tipo y con mil añadidos para hacerlos “más ricos”. Entonces es cuando, pueden parecer productos nutritivos, por la leche u otros alimentos que puedan llevar. La mayoría en su composición presentan cantidades muy elevadas de azúcares y grasas de baja calidad. Traducido a un gran aporte energético con un bajo valor nutricional. Que provoca que quieras comer uno todos los días, por lo palatables que son. Definitivamente no colaboran en nuestra salud.

¿Son malos? Veneno no son, cómo nos quieren vender en algunas ocasiones. Es importante entender que no deben de formar parte de nuestro día a día. Si te comes uno en casa o fuera, de forma puntual, siendo consciente de ello, lo veo saludable. Ya que autorregulas tus decisiones y así cuidamos nuestra salud mental y física. Comer es mucho más que los nutrientes que presente un alimento.

Hoy te traigo unas recetas para que podamos darle un toque espectacular a los helados, y puedas incluirlos en tu día a día, cuidando tu salud y la de toda la familia.

Helado saludable

Ahora el helado puede ser tu aliado. Incluiremos alimentos con un alto valor nutritivo que harán que disfrutes del placer de comerlo junto con el aumento de su saciedad. Sin presentar un exceso de energía.

  • Polo crujiente: Triturar un melocotón, con un poco de canela y un chorrito de leche. Rellenar un molde de polo con esta mezcla y colocar un palito de madera. Meter al congelador durante unas horas. En un vaso añadimos un yogur natural, sacamos el polo congelado y lo bañamos en el yogur, luego lo empanamos en avellana tostada picada. Volvemos a meter al congelador y en un ratito ¡listo!
  • Cremoso de melón: Meter a la batidora un plátano a trozos congelado, junto con dos tajadas de melón también troceadas y congeladas. Triturar hasta conseguir una textura cremosa. Colocar en un bol, añadir unos pistachos picados y un poco de chocolate del 85% de cacao derretido. El chocolate quedará crujiente sobre la crema. ¡A comer!
  • Cubitos rojos: Colocar en una cubitera, unas tajadas de sandía trituradas. Encima un palillo y al congelador. Hazlo con tu fruta favorita. ¿Te animas?

Rebeca Pastor, dietista-nutricionista. www.mypersonalfood.es

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